No todo el mundo ha oído hablar de la innovación abierta. Para algunos, será un concepto totalmente nuevo. Pero ya va siendo hora de que nos familiaricemos con esta noción. Especialmente nosotros, que formamos parte del mundo universitario.
Hablar de innovación abierta equivale a entender la innovación como un sistema abierto, participativo, e interactivo. Como un proceso de colaboración entre agentes. En un mundo en el que el conocimiento se difunde libremente, las empresas ya no pueden permitirse depender exclusivamente de su actividad investigadora. Y es necesario conectar sus necesidades tecnológicas con la oferta de capacidades y tecnologías de los investigadores y profesionales de todas las áreas técnicas.
Buscando información sobre el concepto y el estado actual de la cuestión, he encontrado una noticia perfectamente relacionada con este tema y también con la temática de mi blog: tan sólo hace unos meses (en Julio del presente año), la Universidad de Alicante se incorporó a la plataforma española Innoget. Innoget es un portal de innovación abierta, un espacio en el que las empresas y un amplio entramado de agentes (universidades, centros de investigación y científicos, inventores, etc.) de todo el mundo interactúan para desarrollar y compartir proyectos de I+D e innovaciones. Se trata pues de un espacio de colaboración y contacto entre estos colectivos. El usuario participante en este portal debe elegir su rol (Open Company o Research Partner), y puede emplear tres herramientas: Challenges (permiten a las empresas enviar demandas tecnológicas a la comunidad), IBoxes-in (permiten solicitar a la comunidad innovaciones relacionadas con el área de actividad de la empresa), y IBoxes-out (permiten a las empresas dar a conocer a la comunidad sus tecnologías, patentes y productos innovadores).
También en esta línea, Innoversia se ha convertido en un sinónimo de Innovación Abierta para el mundo Hispanohablante. El tutorial que puede consultarse en su página web es especialmente ilustrativo del fenómeno.
La innovación abierta debe ser entendida como una herramienta esencial para conectar las bondades de la investigación universitaria con las necesidades de innovación de las empresas. Utilizar esta herramienta ha de permitir a las primeras capturar conocimiento externo de forma fácil, rápida y global, y, simultáneamente, ha de permitir a la comunidad científica dar a conocer el conocimiento que genera, muchas veces infravalorado. Asistimos al paso de una sociedad de conocimiento individual a una de conocimiento colaborativo. ¿No es ésta una clave para la mejora de la competitividad? ¿Acaso en ocasiones no resulta más ventajoso compartir una innovación que monopolizarla?
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